Epoca de cambios II



La generación del '37

En 1837 surgió un grupo de jóvenes intelectuales que comenzó a reunirse en la librería de Marcos Sastre. Entre ellos se contaban Esteban Echeverría, Juan Bautista AlberdiJuan María GutiérrezJosé Mármol y Vicente Fidel López. Su pensamiento se identificaba con la clase política que había protagonizado el proceso independentista hasta la organización unitaria de 1824 y adhería a las ideas del romanticismo europeo y la democracia liberal.
Este grupo logró cierta influencia a partir de dos instituciones: el Salón Literario, luego cerrado por orden de Rosas, y La Joven Argentina, sociedad secreta fundada por Echeverría en 1838.
Estos jóvenes, constituyentes de la segunda generación criolla, intentaron ser una alternativa a federales y unitarios, propiciaron una organización nacional mixta, la modificación de las costumbres sociales y la necesidad de contar con una literatura nacional. Tanto sus ideas como sus acciones tendrían gran influencia en la organización nacional y el proceso constitucional posterior a la caída de Rosas. Por mucho tiempo fueron considerados próceres civiles, pero posteriormente, los historiadores revisionistas les acusaron de considerar todo lo europeo superior a lo americano o español, de querer trasplantar Europa a América sin considerar a los americanos, y de traicionar repetidamente a su propio país al aliarse a los enemigos extranjeros de su gobierno.
Se pronunciaron en contra de la política de Rosas respecto de las potencias extranjeras —especialmente de Francia— y fueron perseguidos por la Mazorca, brazo armado de la Sociedad Popular Restauradora. Si bien ninguno fue asesinado, todos ellos terminaron por exiliarse. La gran gran mayoría pasó a Montevideo. Otros, como Domingo Faustino Sarmiento, emigraron a Santiago de Chile. En el exilio se confundieron con los opositores refugiados, los más antiguos de los cuales eran los unitarios, a los que se habían sumado los lomos negros de la época de Balcarce; formarían un grupo más o menos homogéneo, globalmente llamados "unitarios" por los partidarios de Rosas.

[editar]La guerra civil del '40

En junio de 1838 llegó a Buenos Aires el ministro de gobierno santafesino Domingo Cullen, con la misión de obtener un acercamiento entre Rosas y la flota francesa. Pero al parecer se extralimitó en sus órdenes, y negoció con el jefe de la flota el levantamiento de la misma para su provincia, a cambio de ayudar a Francia contra Rosas y suprimir la delegación que su provincia había hecho de las relaciones exteriores en la de Buenos Aires. Pero a mitad de la negociación murió el gobernador Estanislao López, por lo que Cullen huyó a Santa Fe. Allí se hizo elegir gobernador, pero Rosas y el entrerriano Pascual Echagüe lo desconocieron como tal, con la excusa de que era español. Fue depuesto y reemplazado por Juan Pablo López, hermano de su antecesor.
Cullen huyó a Santiago del Estero y se refugió en casa del gobernador Ibarra, desde donde logró organizar una invasión a la provincia de Córdoba por parte de los opositores al gobernador Manuel López. Éstos fueron derrotados, e Ibarra envió a Cullen preso a Buenos Aires. Al llegar al límite de la provincia de Buenos Aires, fue fusilado por el coronel Pedro Ramos en junio de 1839.
Cullen había enviado a su ministro Manuel Leiva a negociar con el gobernador correntino Genaro Berón de Astrada una alianza contra Rosas, que el correntino aceptó. Pero ante la caída de Cullen, buscó apoyo en el uruguayo Rivera, con quien firmó un tratado de alianza, que éste nunca cumplió. Y declaró la guerra contra Buenos Aires y Entre Ríos. El gobernador Echagüe invadió Corrientes y destrozó al ejército enemigo en la batalla de Pago Largo, donde Berón pagó la derrota con su vida.
En mayo, con apoyo y dinero porteño, Echagüe invadió Uruguay, con apoyo de gran número de militares "blancos", dirigidos por Juan Antonio LavallejaServando Gómez y Eugenio Garzón. Llegó hasta muy cerca de Montevideo, pero fue derrotado en la batalla de Cagancha.
El gobierno francés no consiguió mucho con su bloqueo, por lo que decidió financiar campañas militares contra Rosas, tanto pagando un fuerte subsidio al gobierno de Rivera, como a los unitarios organizados en la Comisión Argentina, dirigida por Valentín Alsina. Éstos buscaron un jefe militar prestigioso para dirigir la revolución, y la elección cayó en Lavalle, a quien Alberdi convenció de ponerse al frente de las tropas.
All producirse el ataque de Echagüe a Uruguay, Lavalle decidió aprovechar para invadir Entre Ríos. Como no consiguió apoyo alguno en esa provincia para su cruzada contra Rosas, se dirigió a Corrientes, donde el gobernador Ferré lo puso al mando de su ejército.
Lo primero que hizo Ferré fue lanzar contra Santa Fe al fundador de la autonomía provincial, Mariano Vera, pero éste fue rápidamente derrotado y muerto.

[editar]La revolución de los Libres del Sur

En la propia Buenos Aires se gestó un movimiento contra Rosas, cuyo mando militar cayó en al coronel Ramón Maza, hijo del presidente de la legislatura, Manuel Maza. Y en el sur de la provincia se organizó el grupo llamado de los Libres del Sur, formados por ganaderos que, alarmados por la caída de las exportaciones, planificó una revolución que se extendió rápidamente. Contaban con el apoyo de Lavalle, que debía desembarcar en la bahía de Samborombón.
Pero todo salió mal: no pudieron contar con el apoyo de Lavalle quien se dirigió a Entre Ríos para invadirla, privando a los revolucionarios de sus tropas. Asimismo el grupo de Maza fue delatado: el examigo de Rosas fue asesinado en su despacho oficial y su hijo -el propio jefe militar- fusilado por orden de Rosas en la cárcel. Los Libres del Sur, descubiertos, se lanzaron a la insurrección pero apenas dos semanas más tarde fueron derrotados por Prudencio Rosas, hermano del gobernador, en la batalla de Chascomús. Los cabecillas murieron en la batalla, otros fueron ejecutados o encarcelados y algunos debieron exiliarse.

[editar]La Coalición del Norte

Desde la muerte de Heredia, los unitarios del norte se habían ido organizando y empezaron a controlar los gobiernos de Tucumán, Salta, Jujuy y Catamarca.
Rosas recordó que tenían en su poder el armamento enviado por él para la guerra contra Bolivia, y decidió mandar un emisario para quitárselo antes de que se pronunciaran contra él. La elección fue uno de los más serios y evidentes errores en toda la carrera del Restaurador: el general Gregorio Aráoz de La Madrid, líder unitario tucumano de la década anterior, que al llegar a Tucumán cambió de bando y se unió a los rebeldes. Éstos se pronunciaron contra Rosas y formaron la Coalición del Norte, dirigida por el ministro tucumano Marco Avellaneda. Intentaron extender la alianza seduciendo a los gobernadores Tomás Brizuela, de La Rioja, e Ibarra, de Santiago del Estero. Ambos eran federales, pero al primero lo convencieron dándole el mando militar supremo; Ibarra se negó.
A fines de 1840, Lamadrid invadió Córdoba, donde un grupo de liberales derrocó a Manuel López. Incluso intentaron revoluciones en San Luis y Mendoza, pero ambas fracasaron.

[editar]Campañas de Lavalle

Lavalle invadió Entre Ríos y enfrentó a Echagüe en dos batallas indecisas. Se refugió en la costa sur de la provincia y se embarcó en la flota francesa, desembarcando en el norte de la provincia de Buenos Aires. Esquivó al general Pacheco y se dirigió hacia Buenos Aires, estableciéndose en Merlo, y allí esperó que la ciudad se pronunciara a su favor.
Rosas organizó su cuartel general en los Santos Lugares —actualmente San AndrésPartido de General San Martín— el mismo cuartel que más tarde se haría famoso por los prisioneros recluidos allí y por el fusilamiento de Camila O’Gorman. Le cerró el paso hacia la capital, mientras Pacheco lo rodeaba por el norte. Mientras tanto, el ejército de Lavalle se desarmaba por las deserciones, y la ciudad apoyó incondicionalmente a Rosas.
Entonces Lavalle retrocedió. Todos los unitarios lo criticaron mucho por esa decisión, pero realmente no podía hacer otra cosa.
La retirada de Lavalle hizo que los franceses firmaran la paz con Rosas y levantaran el bloqueo. Lavalle, sin apoyo naval, ocupó Santa Fe, pero su ejército seguía disminuyendo. Por su parte, Rosas lanzó en su persecución a Pacheco, y poco después puso a Oribe al mando del ejército federal.

[editar]El terror

Cuando se supo que Lavalle huía, estalló el terror general en la ciudad: decenas de personas fueron asesinadas, centenares de casas saqueadas y las calles quedaron vacías. Los antiguos partidarios de los unitarios fueron perseguidos, y también los que fueran sospechosos de serlo, por cualquier razón. Los símbolos de los unitarios, y hasta los objetos de colores identificados con los unitarios - celeste y verde - fueron destruidos. Las casas, la ropa, los uniformes, todo lo que pudiera colorearse fue pintado de color rojo.
Rosas no hizo nada para detener la masacre, y posiblemente no hubiera podido controlarla. Sólo a fines de ese año, cuando estuvo seguro de que iba a ser obedecido, anunció que a cualquiera que se lo descubriera violando una casa, robando o asesinando sería pasado por las armas. La violencia se detuvo ese mismo día.
El terror del año '40 fue la culminación del uso político de la violencia por parte de Rosas y su partido. Algunos historiadores extienden la imagen de esas semanas de violencia a todo su gobierno, mientras que otros sostienen que no fue así. Hubo varios períodos en los que los opositores fueron perseguidos, pero los crímenes de todos los días sólo ocurrieron a fines de 1840. De hecho, Rosas usó más el terror como idea para presionar las conciencias que para eliminar personas.12
En 1842, Rosas se autoproclamó Tirano ungido por Dios para salvar a la patria.13 14

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